miércoles, 8 de mayo de 2013

Las vueltas de las marionetas

Regreso a la emoción de disfrutar obras representadas a través del teatro guiñol cuando las funciones se roban mis aplausos. Aquel recuadro de proporciones humanas oculta a quienes curiosos prefieren desdoblarse en personajes que salen de la parte superior del marco a ejecutar una historia. El secreto es obvio pero los confeccionistas se obligan a evitar ser evidentes. El éxito depende de la calidad del titiritero y de la imaginación del espectador, la suma de ambos elementos produce una sensación parecida a la magia. 

Es en Francia donde descansa el origen del guiñol, pequeña replica de teatro inventada poco después de la revolución de 1789 por un dentista de Lyon para divertir a sus pacientes. La pedagógica idea persiste como mecanismo de entretención, cuyo principal instrumento de recreación cultural descansa en la marionette. Gusto familiar, catalizador de simbologías, apetecido juguete, complemento ideal del ingenio, legado creativo de anteriores épocas, objeto silencioso viviente de distintas voces. Propuesta escénica, herramienta de ventriloquias, método exfoliante de alter egos. Tradición que occidente y oriente comparten. Culto a la antigüedad, espectáculo popular.

Representación en teatro guiñol de la obra Punch & Toby, 1860. Mr. Punch es una emblemática marioneta inglesa derivada del payaso italiano Pucchinela. Cortesía y derechos reservados http://bbc.co.uk
Con independencia del escenario que las manifieste, confiero gran admiración por las marionetas. Artesanas interlocutoras, burlescas fuentes de expresión. Distanciadas de quien las manipula, definen autonomías sin voluntades propias. Paradoja intencionada de artísticos propósitos. Representantes de la crítica, interpretes de fabulas infantiles, operas, zarzuelas, tragedias, comedias o literarios clásicos. Ludicos tributos a la inteligencia. Muñecos accionados especies de un mismo género teatral. Tres puntos cardinales de mi memoria.

La primera flecha memoriosa atravesó laberinticos pinos procurando incertar su distancia sobre una desaparecida fuente de colección familiar. Cada cierto tiempo mi madre y mi padre solían aportar alguna marioneta o títere para coleccionar, así fueron acumulándose alrededor de una treintena. Recuerdo de viaje, reliquia encontrada, la numeración era variada. Articuladas en hilos, guantes, varillas o balsos de madera. Poseían individuales caracteres, únicos rostros, únicos trajes. Conocía las más antiguas, tenía mis preferencias. Convivieron conmigo durante muchos años, trasteos, y ejercicios de desprendimientos frente al pasado, propiciaron la desaparición de amuletos culturales. Empero, esa antológica selección rehúsa ser olvidada. Permanece integra  y bien recordada su ubicación: parte central de mediano estante en roble colmado de reliquias. Piezas de un amor cosechado en familia. Muestrario organizado junto a la muñeca de Yemayá aun con olores a Cuba, encantadora, de vestido de azulado, fabricados ojos profundos, mítica diosa del mar.

La segunda estampilla conmemorativa nació en las marionetas de Jaime Manzur. Hermano de David, el pintor. Administrador y dueño de pequeño teatro. Prodigioso en muchos artes, se consagro como titiritero, fantástico oficio. Excelente diseñador de diminutos vestidos, marionetas, títeres, y escenografías. Utilizaba fundamentalmente muñecos manipulados por hilos, en mi criterio  dificiles de maniobrar. A sus obras solía llevarnos mi padre. Marinero, capitán y amigo de imaginarios, conductor del encuentro. En compañia de mi hermana disfrutábamos la llegada del domingo. Partíamos rumbo al teatrino cargados de emoción, intrigados jugábamos a predecir matinées. Nos regocijábamos con literatura nacional e internacional, difícil  desprender de la memoria brillantes adaptaciones de Rafael Pombo o de los Hermanos Grimm. Auditorio de limitadas capacidades, rojo telón oscuro que protegía la sorpresa, comenzaba el primer acto, ninguna intención de escape, música, introducción, desarrollo, receso. Ultimo llamado, tercer timbre, cerraban las puertas, acto final. Lluvia de hurras y aplausos. Chocolatadas golosinas patrocinadas por los padres para salir del lugar. Próximo domingo: Pinocchio.


Finalmente, apareció la copa mundial de fútbol en Alemania. Para octavos de final yo flotaba sobre la belleza de Praga, caminaba divisando tejados que descendían en calles buscando entender un sueño. A la ciudad arribe tras las huellas del castillo de Kafka, la revolución de terciopelo y el Teatro Negro. Pensé que lo último refería a una locación, cuando caminando por el centro histórico caí de mi equivocación descubriendo una técnica de artificios ópticos, practicada por varias compañías. Recibí un panfleto para ver Visiones de Alicia, universalmente Aspects of Alice. La fábula es la transición de la niñez de Alicia a la adolescencia, el escape del pais de las maravillas. Intrigado accedí a cruzar la entrada del Ta Fantastika Theathre. El interior de la sala, un oscuro anfiteatro a medio público, arquitectura en reducidas dimensiones. Al emprender la función la habilidad en la técnica comenzó a iluminarse. Fluorescentes figuras manipuladas por negras casi invisibles sombras cobraban vida, influencias del grandioso Stanislavsky, escenas de lo fastastico y surrealista. Las manos anunciaban virtuosos recursos, actores de carne y hueso flotaban en la atmosfera, procedimiento mudo, unicamente permitidas melodías. Más allá de la ligereza en el argumento experimente un maravilloso espectáculo. Sistema de fosforescentes colores innovador de destrezas, jamás había visto modelos escenicos de semejantes dimensiones.

Aspects of Alice. Técnica: Teatro Negro
Don Giovanni. Técnica: Marionetas
Desde el Teatro Negro estaba designado a tocar las puertas de actuaciones cercanas, punto fundamental en mi recorrido kafkiano.  De las propagandas que posaban a un costado de la taquilla tome una publicidad para ver la opera de Don Giovanni. La noche siguiente resolví conducirme hacia la discreta via del National Marionette Theathre. Compre mi tiquete con descuento de estudiante, respetable público local e internacional, anciedad anticipada, sold out confirmado en la nulidad de sillas vacías. Caracterización del barroco mito de Don Juan Tenorio en dos actos. Escenario colonial ambientado en Sevilla. Adaptación clásica resumida de una tragicomedia, surgida en los tiempos de Amadeus, libretos del italiano Da Ponte, composiciones musicales de Mozart. Coordinación impecable de recitales cantos, marionetas y operadores. Repertorio de allegros, minuetos y arias. La trama  anunciada en la residencia del Comendador, quien es asesinado, desemboca en el comedor del palacio de Giovanni. Concluyentes protagonistas de cuerda y varilla adiestradamente aterrorizados acuden al final encuentro. La aparición del fantasmal Comendador ratifica la perfección de los titiriteros cargos. Donna Anna silenciosa marioneta enamorada. Don Juan castigado asesino arrastrado hacia la muerte. Este es el final, questo è il fin. Cinco rondas de palmas, inclinación de soberbias gratitudes, exquisitez congelada del momentum, continental delirio, despertar del sueño.

He vuelto a las marionetas no dudo lo debo a las palabras. Conjunto de líneas de reflexión sobre un pensamiento escondido, recetas de medicina alternativa, artífices recolectoras de prácticas pasadas, instantes del archivo que lleva mi nombre. Léxico irrenunciable a la conciencia de mis ojos, mis sueños y mis alas. Navegantes de partículas gigantes, productoras de bitácoras, directoras verbales de la acción. Disculpas para escribir sobre el placer de hacer hablar figuras que brotan de mis manos gracias a bondades producidas entre la luz y la sombra.



El Capitán
Acto de honestidad sin numerar
Decimosegunda Bitácora

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